Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
CRÓNICA DE LOS REINOS DE CHILE



Comentario

Ediciones anteriores


Como adelantábamos al recoger las desventuras y avatares sufridos por el manuscrito hasta su definitiva adquisición por la depositaria actual del mismo, la Newberry Library de Chicago, fue esta institución la que se encargó de su primera publicación en 1966 en Santiago, en colaboración con el Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina de la capital chilena. La edición se pensó originariamente que constase de dos tomos, el primero concebido como una introducción histórica y literaria al cuidado del prestigioso historiador Guillermo Feliú Cruz y un segundo volumen conteniendo la transcripción del manuscrito. De ellos, únicamente llegó a aparecer el segundo, cuyo trabajo corrió a cargo del profesor Irving A. Leonard.

Uno de los mayores méritos de esta edición es su carácter facsimilar y a plana, puesto que la transcripción, aunque muy meritoria por tratarse de la primera vez que se abordaba la lectura del texto, no es paleográfica como se declara, ya que se ha modernizado el resultado final siempre que se ha estimado conveniente. Contiene además numerosos y abundantes defectos de lectura que propician frecuentes errores, lo que denota una falta de comprensión en ocasiones del sentido de muchas palabras y expresiones por una carencia del dominio del castellano de la época. Lujosamente presentada, esta edición cuenta con tres láminas en colores y dieciséis en blanco y negro, algunas de ellas con varias viñetas, y tiene, como ya se ha señalado, la gran ventaja de poder consultar y leer directamente el original siempre que surja cualquier pequeña duda.

Posteriormente, en 1979, La Bibliotheca Ibero-Americana publicaba en Berlín en la editorial Colloquium una nueva edición a cargo de Leopoldo Sáez Godoy. En esta ocasión sí se trata de una muy buena edición paelográfica, aunque también posee sus pequeños errores o quizás erratas de imprenta. Confeccionada con el auxilio de computadoras, uno de sus objetivos principales, además de mejorar sensiblemente la edición precedente, es el de abrir y ofrecer a los estudiosos de distintas disciplinas un gran número de posibilidades, especialmente en los variados y múltiples campos relacionados con la Lingüística y la Filología.

Esta segunda impresión cuenta con suficientes recursos gráficos como para permitir reconstruir en todo momento el texto original, en cuyo auxilio se han redactado numerosísimas notas a pie de página y una lista alfabética de las voces comentadas. Su formato y presentación corresponden a las propias de una edición de bolsillo.







Nuestra edición



Conscientes de la extrema dificultad que supone conseguir, o tan siquiera consultar en alguna biblioteca especializada, cualquiera de las publicaciones que acabamos de comentar, nos hemos animado a dar a la luz por primera vez en nuestro país la interesante obra de Jerónimo de Vivar. Como es lógico suponer, hemos debido preparar el texto que presentamos según las características que la colección "Crónicas de América" posee, de acuerdo a los fines que la editorial y la dirección de la colección han estimado oportuno y convenientes. En primer lugar, destinadas como van las distintas crónicas a su conocimiento y divulgación entre un numeroso público no especializado, es obligación ineludible hacer asequible su lectura modernizando el texto, para lo que se han actualizado los signos anticuados, las formas verbales más alejadas de las empleadas hoy en día, y en general, intentando respetar las normas para la transcripción de documentos históricos aprobadas por la Primera Reunión Interamericana sobre Archivos, se ha perseguido establecer un difícil equilibrio entre la consideración debida al manuscrito que se conserva, de forma que éste no resulte alterado, y el resultado final que se propone. Nuestro criterio ha sido modernizar para permitir la lectura, pero a la vez, conservar para iniciar en el conocimiento del lenguaje y la escritura del siglo XVI.

Por otra parte, constituye otra particularidad de la colección la inclusión de notas explicativas o aclaratorias a pie de página con el fin de ilustrar acerca del sentido de una palabra o una expresión caída hoy en desuso, o introducir ampliaciones históricas de hechos o personajes que aparecen en el guión argumental. Por último, otro tipo de notas van destinadas a ofrecer la información necesaria e indispensable sobre los pueblos indígenas mencionados, que constituyen los otros grandes protagonistas de las crónicas, a los que nos hubiese gustado haber podido dedicar algún apartado de esta breve introducción que esperamos poder ofrecer en otra oportunidad.

Con la presente edición de la Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile, pretendemos dar a conocer en nuestro suelo este importante relato para la bibliografía histórica y etnográfica chilena y facilitar y estimular con ello el estudio por una porción de América injustamente relegada hasta ahora entre los especialistas españoles.



Ángel Barral Gómez



Madrid, otoño de 1987